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jueves, julio 09, 2020

CARTAS DE HERMAN MELVILLE A NATHANIEL HOWTHORNE





La interesante correspondencia dirigida a Nathaniel Hawthorne por Herman Melville, autor de la  inmortal novela “Moby Dick” 

Ana Alejandre                                                                                      

La editorial La Uña Rota publicó hace unos meses una obra en la que se recoge la correspondencia que mantuvieron Herman Melville y Nathaniel Hawthorne, aunque más apropiado sería decir las cartas que dirigió el primero al segundo, de las que se conservan diez y sólo una de las recibidas por Melville. Este corto número de cartas se suma a otras dirigidas a otros destinatarios y no pasan de la cifra de trescientas, por lo que la correspondencia de Melville es una de las más escasas que se conservan de grandes autores y contrasta sobremanera con las nueve mil cartas que existen de Benito Pérez Galdós o las doce mil de Henry James, según afirma en el prólogo de este libro Carlos Bueno, lo que convierte a la correspondencia de Melville en verdaderamente exigua, pero su cortedad no le resta un ápice de interés por la personalidad de su autor. 

Muchas de sus cartas desaparecieron en incendios y naufragios, lo que es lamentable, pues con ellas se perdieron todas las vivencias que narrara, ya que toda correspondencia es una de las fuentes de información más importante de la vida e idiosincrasia de su autor que, en el caso de Melville, se muestra como una naturaleza excesiva y entusiasta, aunque también taciturno y hogareño que rehuía las relaciones sociales, excepto con Hawthorne con quien inicia su amistad sin ningún tipo de recelo y de forma sincera y apasionada. Además, por confesión de Melville, se sabe que destruía todas las cartas recibidas después de su lectura, llevado por un "vil hábito" como el escritor lo denominaba.

Ambos autores estaban en pleno auge de sus respectivas carreras literarias, aunque esto no le impedía a Melville compaginar la escritura con la bebida para ahuyentar sus demonios interiores, temores e inseguridades. En los meses en los que fueron escritas las cartas, entre 1851 y 1852, Melville explica a Hauthorne su vida en la granja Arrowhead de Pittsfieldm, Massachussets. 

Ambos escritores se conocieron el 5 de agosto de 1850, bajo una fortísima tormenta de la que intentaron refugiarse en un abrigo de la Monument Mountain, rodeados de peñascos y bajo la luz blanquecina de los rayos y el fragor de los truenos. Durante dos horas estuvieron perdidos y cuando los encontraron estaban ajenos a todo y manteniendo una interesante conversación que puso de manifiesto sus afinidades intelectuales y sus inquietudes morales sobre cuestiones candentes de la época, lo que dio pie a su amistad, una de las más breves, intensas y polémicas de la literatura norteamericana. Tal fue de intensa su amistad que Melville le dedicó a Hawthorne su obra "Moby Dick", que estaba escribiendo en esos momentos con una dedicatoria alabatoria a su amigo: "En señal de mi admiración a su genio este libro está dedicado a Nathaniel Hawthorne". Parece ser que su sincera admiración no fue correspondida en igual medida por este último. Esta correspondencia muestra el genio de los dos corresponsales: el de quien escribe las cartas y el otro que es aludido.

Las cartas muestran que la amistad de ambos escritores se fraguaba en las muchas veladas que Melville pasaba en casa de Hawthorne, en las que mantenían largas conversaciones hasta el amanecer, bebiendo y fumando, aunque Melville no podía asistir a dichas reuniones con la frecuencia deseada por las muchas obligaciones que le imponía la granja y sus múltiples quehaceres y las cosechas. Eso le obligaba a Melville a desplazarse a un tercer piso de Nueva York para encontrar la paz que necesitaba para escribir su obra más famosa, a la que el autor llamaba "mi Ballena", necesitado de lograr un éxito literario después de tantos fracasos literarios anteriores, aunque sabía y aceptaba el hecho de que la fama es azarosa y siempre condescendiente.

Melville reconoce en esta correspondencia que le que le gusta escribir no da dinero, por lo que no se publica, y afirma que no puede escribir de otro modo, para terminar diciendo : "Así que el resultado final es una chapuza y todos mis libros son un estropicio". Hawthorne, por el grado de confianza y afecto que destilan estas cartas, entendió la importancia de "Moby Dick" en el panorama de la literatura norteamericana, al contrario de lo que hizo la crítica de la época en la que fue publicada dicha obra, y también para la novelística mundial. Esto parece habérselo dicho a Melville, aunque no se conserva la carta, lo que llenó de gozo y entusiasmo a este último tan necesitado de comprensión hacia su obra, sintiéndose solo y rechazado por la crítica, quien le contestó con palabras efusivas y agradecidas ante los elogios de su amigo, afirmando: "He escrito un libro endiablado y me siento puro como un cordero".

Sin embargo, la amistad de ambos escritores estaba llamada a su fin, pues después de la publicación de "Moby Dick", ambos amigos sólo se vieron dos veces. La última de ellas, en noviembre de 1856, fue en Liverpool, donde Hawthorne había conseguido un puesto como cónsul y este notó que Melville estaba un poco más pálido y un poco más triste, lo que achacó a ciertas dolencias que había sufrido Melville por su apasionada dedicación a la escritura y los escasos éxitos conseguidos.

Fue esa falta de éxito lo que motivó, quizás, que Melville dejó de escribir novelas a partir de entonces, después de dedicarse a ello durante diez años, y escribió poesía durante las dos décadas siguientes, aunque volvió de nuevo a escribir narrativa en los últimos años con su novela ".Billy Budd", obra inacabada que cuenta la historia un marino en la Royal Navy de las guerras napoleónicas y que no sería publicada hasta 1924.

Comenzó entonces a vivir una serie de tragedias familiares como fue el suicidio de su hijo Malcolm, con tan solo 18 años, disparándose en la cabeza, aunque se desconocen las razones que le llevó a tomar tan trágica decisión. Después, su segundo hijo, Stanwix, se quedó sordo y murió de tuberculosis a los 35 años, en vida del escritor. Así como su hija Bessie padeció una grave enfermedad y tuvo que requerir cuidados de su madre toda su vida. Todas estas desgracias familiares parecen haber coadyuvado a sus continuos excesos alcohólicos, las continuas infecciones pulmonares y de piel que fueron agravándose con los años. 

A pesar de todos sus fracasos literarios, incomprensión y soledad, a los que se sumaron las tragedias familiares vividas, no impidieron que, a partir de 1920 --aunque falleció en 1891-, su figura fuera reivindicada como uno de los grandes escritores universales y su obra "Moby Dick" es considerada una obra cumbre de la literatura mundial que ha inspirado películas, incluso ha llegado al manga, y es una de las obras más traducidas y leídas de todos los tiempos.

Ahora, a raíz de esta correspondencia inédita hasta el momento en España, se puede llegar a conocer mejor a este escritor del que parecía saberse muchas cosas, pero aún quedan otras muchas por conocer de su apasionado carácter y de su innegable talento narrativo que siempre encontró escollos para sobresalir hasta que el tiempo, que siempre descubre la verdad, le ha hecho justicia póstuma, reivindicándolo ante la memoria siempre olvidadiza de los hombres que en vida no supieron apreciar su genio creador y su innegable autenticidad creadora.

viernes, enero 31, 2020

CARTAS (1900_19149, FRANZ KAFKA




Cartas (1900 - 1914)
Obras completas, Vol. IV
Fran Kafka
Traducción: Kovasics, Adan
Galaxia Gutenberg. 2018, 1.320 pp. 


AnaAlejandre


Galaxia Gutenberg publicó, en 2018, 778 cartas del escritor checo, 145 inéditas, escritas entre los años 1900 a 1914. Las epístolas expresan su situación sentimental y su personalísima visión del mundo: “Solo deberíamos leer libros que nos muerden”


Si el género epistolar, hoy 
practicamente desaparecido, es el mejor medio para conocer la idiosincrasia personal de su autor, en el caso de Kafka su correspondencia es un verdadero caudal de conocimientos sobre la compleja personalidad y talento literario del autor checo.

Gracias a la excelente labor de la editorial Galaxia Gutenberg que ha comenzado a publicar la correspondencia de Kafka, dentro de la colección Obras Completas de dicho autor, de la que es su volumen IV. Comprende 778 cartas escritas por Kafka de las 1.500 que se conservan, pues el escritor destruyó casi el 90% de las que formaban su correspondencia, y de las que ofrece este volumen, 145 son inéditas en España; y todas ellas escritas entre los años 1900 a 1914, cuando se inició la I Guerra Mundial.

En cuanto a Kafka, se consideran cartas todos los mensajes que escribió a lo largo de su existencia, ya fueran postales, telegramas o cartas, incluyendo aquellas que son de tipo oficial, comercial o profesional. Además, del carácter de inéditas de casi centenar y medio de ellas, se da la circunstancia de que se publican después de una nueva traducción del texto original y siguiendo la exigente, rigurosa y cuidadísima edición crítica alemana de Hans Gerd Koch.

Los años en los que fueron escritas las cartas que se ofrecen en esta obra, son los que transcurren desde la adolescencia de su autor hasta sus primeros años de temprana madurez. La primera de dichas misivas está escrita inmediatamente después de cumplir los diecisiete años. La última de las cartas está fechada cuanto ya había cumplido los treinta y uno, momento en el que había decidido independizarse de su familia y sus exigencias, para vivir solo o con pareja. Los destinatarios de dichas cartas son casi todos familiares del escritor, amigos de infancia o juventud, especialmente Max Brod y , también, su primera novia hasta finales de 1912, sus jefes y sus primeros editores. Fue el 20 de septiembre cuando inicia su correspondencia con Felice Bauer, una joven berlinesa a quien había conocido en el mes de agosto, en casa de los padres de su amigo común Max Brod.

Las cartas que le escribe a dicha joven va aumentando gradualmente, hasta alcanzar a una carta diaria y, a veces, dos misivas al día, por lo que ella se convierte en el centro de atención de Kafka, hasta el punto de que termina siendo su prometida. Le escribe más de seiscientas cartas, a pesar de que sólo había estado con ella unas pocas veces, pero a la que convierte en destinataria irreductible de sus razonamientos, explicaciones y confesiones de lo que él considera el drama de su existencia, que no es otro que encontrar tiempo para dedicarse únicamente a escribir, por lo que la literatura significa para él. Esto le confiere a esas cartas una verdadera fuente de información para interpretar su obra literaria. También, es un material valiosísimo para comprender en todo su significado lo que se ha venido a llamar "lo kafkiano", pues en sus misivas va desarrollando un tema, a modo de reflexión y análisis, desde el punto de vista intelectual y teóricamente, que en su caso es la creación poética y el profundo misterio que encierra.

Dos años antes de conocerla, había iniciado el escritor un diario íntimo, además de haber publicado fragmentos de historia en una revista y está ultimando los detalles para la publicación de su primer libro. También, en esa época había conocido el teatro de los judíos de Europa oriental y se siente entusiasmado por el mismo. en esos momentos empieza a recibir presiones de su familia para que se case, pues está rozando la treintena y también, para que abandone su rutinaria vida de funcionario para meterse de lleno en los negocios de su padre por ser el hijo mayor y único varón, posibilidad esta que le aterra.De las cartas que escribe a Felice, que es una correspondencia torrencial, salieron obras maestras del escritor checo. La lectura de dichas misivas permite apreciar los diferentes matices de su personalidad, voces, tonos y variantes posibles, que lo convierten en una figura poliédrica en la que, vista desde diferentes ángulos, momentos y circunstancias en las que escribe se advierten sus diferentes y ricas facetas, de forma sucesiva y hasta simultánea. aunque de todas sus manifestaciones epistolares siempre se advierte que el tono predominante, repetido y constante en su preocupación de cómo hallar el momento para escribir, ese rito necesario del sagrado oficio de la literatura del que es un apasionado oficiante.

Es de destacar la penosa historia de la conservación y transmisión de la correspondencia de Kafka, que es un cúmulo de continuas e imprevistas fatalidades. Todo ellas producidas por la codicia y falta de escrúpulos de editores, investigadores y coleccionistas a cual más culpable. Los primeros fueron los responsables de la editorial Schocken que incumplieron la expresa voluntad de Felice Bauer que les obligaba a entregar sus cartas, después de ser publicadas, a la Jewish National and University Library de Jerusalén, y en vez de ello, las subastaron, divididas en diferentes lotes, por 600.000 dólares, a pesar de que solo le habían pagado a Felice 8.000 dólares. Este hecho propició que más de la mitad de las cartas del autor checo que se conservaban y que ascendían a unas mil quinientas, se encuentren desperdigadas y en paradero desconocido. De algunas de ellas se conservan copias o microfilmadas, especialmente de las cartas a Felice, pero de otras solo algunos fragmentos o menos aún.

Es por ello una grata noticia la publicación de este cuarto volumen de las Obras Completas de Kafka, de las que aparecerán otros volúmenes más adelante, y que se haya hecho con el cuidado, mimo y precisión con que lo han llevado a cabo los editores de Galaxia Gutenberg y, especialmente, es destacable la labor del traductor, Adán Kovasics,: que nos ofrece esta obra en español con absoluto respeto, claridad y exactitud que permite a los lectores sentir realmente que leen los textos originales de Kafka, traducidos a nuestro idioma, pero que transmiten la verdadera voz de su autor, del genio literario checo en su más genuina sonoridad y autenticidad.

miércoles, enero 31, 2018

CARTAS INSÓLITAS




Las cartas que aparecen reflejadas a continuación son una muestra de las cartas insólitas, extrañas, inquietantes, perturbadoras y, en ocasiones, aterradoras, en cuanto a su contenido, aunque sólo se muestran algunos fragmentos de cada una de ellas; pero siempre los más importantes, el núcleo central de su texto, en el que se condensa el mismo y aparece reflejado, por la pluma de su autor, toda la singularidad de estas misivas que forman parte del epistolario universal.
Sus autores son distintos, todos ellos muy conocidos tanto en el campo de la literatura, la ciencia, el arte, la política y en otras muchas actividades. Por la fama que alcanzaron gracias a su obra de la naturaleza que haya sido, no hace explicar quién es cada autor de estas insólitas cartas que se muestran a continuación.
Se han seleccionado cinco de ellas, ordenadas cronológicamente de más modernas a más antiguas, y en la edición siguiente de este blog se publicarán otras cinco que merecen estar en esta colección de cartas cuya singularidad viene dada por la personalidad de su autor y, además y, en gran medida, por el contenido de las  mismas que no deja de ser sorprendente.

CARTA DE ALBERT EINSTEIN EN RESPUESTA A SU PREGUNTA ¿REZAN LOS CIENTÍFICOS?

Alber Einstein

Carta 1)
(Respuesta del eminente físico dirigida a una niña que le preguntó: “¿Rezan los científicos?”)

Texto (fragmentos)
Remite: Albert Einstein
A: Phyllis
Fecha: 24 de enero de 1936
:
 “Estimada Phyllis: (…) Los científicos creen que todo cuanto sucede, incluidos los asuntos de los seres humanos, se debe a las leyes de la naturaleza. Por consiguiente, un científico no tenderá a creer que el curso de los acontecimientos pueda verse influido por la oración, es decir, por la manifestación sobrenatural de un deseo. / No obstante, hemos de admitir que nuestro conocimiento real de esas fuerzas es imperfecto, de manera que, al final, creer en la existencia de un espíritu último y definitivo depende de una especie de fe. Es todavía una creencia generalizada incluso ante los logros actuales de la ciencia. / Al mismo tiempo, todo aquel que se dedica seriamente a la ciencia termina convencido de que algún espíritu se manifiesta en las leyes del universo, un espíritu muy superior al del hombre. Así, la dedicación a la ciencia conduce a un sentimiento religioso un tanto especial, sin duda muy diferente de la religiosidad de alguien más cándido. / Saludos cordiales, A.Einstein”.

CARTA DE MARK TWAIN A WALTA WHITMAN



Walt Whitman


Carta  2)

(Carta de felicitación a Walt Whitman  en su cumpleaños. Mark Twain le muestra su entusiasmo por los adelantos de la técnica y el futuro prometedor que ello supone).

Remite: Mark Twain
A: Walt Whitman
Fecha: 24 de mayo de 1889
Texto (fragmentos):

“A Walt Whitman: (…) ¡Qué grandes nacimientos has presenciado! La plancha de vapor, los barcos de vapor, los buques de acero, el tren, la desmotadora de algodón, el telégrafo, el fonógrafo, la fotografía, los fotograbados, la electrotipia, la luz de gas, la luz eléctrica, la máquina de coser, los asombrosos, infinitamente variados e innumerables productos del alquitrán, las últimas y más extrañas maravillas de una edad maravillosa. Y has visto nacimientos aún más grandes que esos; porque has visto la aplicación de la anestesia en las prácticas quirúrgicas, gracias a la cual el dolor, que empezó al crearse la primera vida, llegó a su fin para siempre en esta tierra; has visto la liberación de los esclavos, has visto la prohibición de la monarquía en Francia y su reducción en Inglaterra a una maquinaria con una imponente exhibición de diligencia y atención al negocio, pero desconectada de los trabajos verdaderos. Sí, desde luego has visto mucho, pero quédate un poco más, porque lo más grande está aún por llegar. Espera treinta años y entonces ¡échale un vistazo a la tierra! (…) Mark Twain”

Carta desde prisión de Fiódor Dostoievski a su hermano Mijail

Fiodor Dostoievski
Carta 3
Carta de Fiódor Dostoievski a su hermano Mijail
(En esta carta, Dostoievski, el célebre escritor ruso, mientras estaba preso a su hermano Mijail, contándole el conato de fusilamiento que sufrió por pertenecer a un grupo literario que se reunía para leer y comentar obras prohibidas por el zar. Cinco años después, fue puesto en libertad y pudo así escribir obras literarias de la talla de “Crimen y castigo” o “Los hermanos Karamázov”).

A: Mijaíl Dostoeivski
San Petersburgo, 22 de diciembre de 1849
Texto (fragmentos):
“¡Hermano, querido amigo! ¡Ya está todo decidido! Me han sentenciado a cuatro años de trabajos forzados en la fortaleza (creo que la de Orenburgo) y después tendré que hacer de soldado raso. Hoy, 22 de diciembre, nos han llevado al campo de tiro de Semionov. Una vez allí nos han leído a todos la sentencia de muerte, nos han dicho que besáramos la Cruz, nos han partido las espadas en la cabeza y nos han permitido lavarnos por última vez (camisas blancas). Luego han atado a un poste a tres de los nuestros para ejecutarlos. Yo era el sexto. Nos iban a llamar de tres en tres, en consecuencia, yo iba en el segundo turno y no me quedaba más que un minuto de vida. Me he acordado de ti, hermano, y de los tuyos: durante el último minuto, en mi mente estabas tú y nadie más que tú y sólo entonces me he percatado de cuánto te quiero, amado hermano mío. (…) Pero al fin han tocado retirada, los que estaban atados han vuelto con nosotros y se nos ha anunciado que su Majestad Imperial nos perdonaba la vida. (…) Tu hermano, Fiódor Dostoievski”.