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domingo, diciembre 05, 2010

Carta abierta a un cuidadano de derechas



Me dirijo a tí, ciudadano de derechas y, por lo tanto, políticamente incorrecto por el mero hecho de no compartir las ideas imperantes, impuestas e impostadas de una izquierda extrema, moderada o leve, que hace tiempo que ya no sabe adónde va, de dónde viene y qué es, y por eso va dando tumbos, vaivenes, cambios de dirección inesperada y nos va llevando a todos hacia el precipicio de su total incongruencia, de su caducada ideología que ha creado el marasmo económico, político y social que todos sufrimos.

Tú, sin embargo, sabes que tu condición de simpatizante de la derecha te viene de antiguo, seas o no joven, porque las ideologías se van desarrollando en un individuo de forma imperceptible como germina la semilla hasta convertirse en árbol, frondosa planta o arbusto. Es decir, se tiene desde el principio de esa edad confusa que es la adolescencia la inclinación no sólo a la propia identidad sexual, sino también a ser de derechas o izquierdas, porque esa esponja que es todo adolescente se va empapando de lo que ve, oye, lee y va entresacando de esa amalgama de sensaciones, experiencias, lecturas apresuradas, películas vistas con los ojos muy abiertos al mundo, a través de los cuales van llegando y penetrando en el propio imaginario las ideas, las imágenes, los primeros amores, las simpatías fulminantes y los rechazos más absolutos. Por eso, y ayudado, quizás, por la educación recibida, te sentiste siempre proclive a la derecha política, a las ideas que representa y defiende y rechazabas la izquierda con su intolerancia hacia todo lo que representara otra forma de ver la vida, otra escala de valores, en contraposición a los que supuestamente defiende, apropiándose en exclusiva de valores como los principios proclamados en la Revolución Francesa y que forman los pilares sobre los que se sustenta toda democracia parlamentaria:: igualdad, libertad, fraternidad, por lo que éstos no son las ideas programáticas de la izquierda, sino de cualquier partido político que actúa legítimamente en toda democracia, entre los que se cuentan los partidos de derecha que tienen el derecho a existir y cumplen con la legalidad vigente en una democracia y Estado de Derecho.

La izquierda, en un continuo deseo de trastocar los valores fundamentales en toda sociedad civilizada, entre los que se cuentan el respeto y la protección a la familia, célula básica de toda sociedad, el respeto a la libertad religiosa y política, a la libertad de enseñanza que permite la elección por parte de los padres del tipo de enseñanza, colegio, etc., que prefiere para sus hijos; además, de la exigencia del esfuerzo que tan denostada está por la izquierda que defiende el paso de un curso a otro con varias asignaturas suspendidas, en una continua aplicación del principio del mínimo esfuerzo, por lo que todo tiene que se fácil, cómodo para los estudiantes, lo que ha convertido a la ESO en un fracaso completo y ha llenado las aulas de estudiantes con la sensación anticipada de fracaso por la falta de exigencia, de esfuerzo y de aplicación.

Por defender ideas contrarias a las imperantes, por creer que es necesario el imperativo moral y que no es admisible la relatividad existente en esta sociedad laxa y huérfanas de valores; porque crees en la vida y el derecho a ser protegida y amparada, sin medidas contrarias a ella que intentan suprimirla con discursos falsos de reconocimientos de supuestos derechos que niegan el primordial, como es el derecho a la vida; porque crees en la exigencia ética en el comportamiento de todo ciudadano que quiere contribuir, en la medida de sus posibilidades, a que la sociedad de la que forma parte sea más justa, digna y humana; porque exiges que la corrupción generalizada se vaya depurando y exigiendo las responsabilidades pertinentes, porque crees en el trabajo bien hecho, en la responsabilidad personal de cada uno y no sólo de los políticos en el ejercicio de sus funciones; porque consideras que los derechos siempre son posteriores al cumplimiento de los respectivos deberes; porque crees que hay que no todo esta bien, ni es ético por mucho que lo defiendan la supuesta progresía ya trasnochada que defiende todo lo contrario: el relativismo moral y ético, la primacía del no esfuerzo; la negación del mérito y capacidad para alcanzar los logros profesionales, cualesquiera que éstos sean y fomenta la tolerancia con lo que es inadmisible en las conductas privadas y públicas. En una palabra, porque repudias la total ausencia de sentido ético, de sentido crítico y de la inmoralidad generalizada que justifica sin reparo los medios para conseguir los fines, por injustos que aquellos sean.

Por todo ello, te felicito, ciudadano de derechas, porque tienes el valor de enfrentarte a tanto y supuesto demócrata que defiende las libertades públicas y privadas sólo en apariencia, como estrategia electoral y bandera de una progresía perdida en sus propias contradicciones que defiende lo público: colegios, transportes, sanidad, etc., y se acoge siempre a lo privado en esos sectores; que defiende el reparto de bienes y viven disfrutando de privilegios exclusivos, de vidas asentadas en el poder que da el dinero, con lo que desdice lo que afirma y aconseja que hagan los demás, en un continuo y evidente juego malabar en el que se pone de evidencia ese dicho popular tan conocido de : “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

Te felicito porque  crees en que la dignidad del ser humano sólo puede ser desarrollada en la libertad de pensamiento, de opinión, de creencia y de actuación, y también  te felicito por tu valentía, por tu capacidad de lucha para oponerte al adoctrinamiento que recibe toda la ciudadanía en determinados parámetros políticos que niegan con sus hechos y actitudes lo que afirman con sus palabras y sus pronunciamientos públicos; te felicito sinceramente y te animo a que sigas manifestando tu desacuerdo con la situación actual en la que todos los que opinan en contra de los postulados socialistas son considerados como enemigos de la democracia, cuando son sus verdaderos valedores, porque son la única posibilidad de oponerse al totalitarismo disfrazado de falsa democracia, a la imposición de ideas con falta de respeto para las opuestas; porque exiges la regeneración moral y ética de una sociedad suicida que va con los ojos cerrados hacia su propia aniquilación, en una total ausencia de valores, de dignidad y autocrítica.

Por todo lo que haces y puedas hacer por cambiar esta situación actual de degradación que padecemos en todos los aspectos de la vida social, entre tanto adocenado, resignado o indiferente, es por lo que te felicito y te animo a que reivindiques con total orgullo, con total ausencia de complejo, que eres un ciudadano de derechas. Tienes suficientes motivos para sentirte orgulloso por ello y, por eso, reivindica el orgullo de serlo, de manifestarlo y de vivir de acuerdo con las ideas que defiendes que son legítimas, dignas de todo respeto y necesarias para esta sociedad española que se debate entre el desencanto, la angustia por un futuro incierto y un presente descorazonador, que necesita urgentemente que se vuelva a sentir orgullosa de ser lo que siempre fue, es y quiere seguir siendo: una nación plural, múltiple, libre y orgullosa de serlo, sin bajar la cabeza, sin renunciar a sus raíces, a su rica cultura, a sus lenguas y a su historia, llena de luces y sombras, pero en la que nunca estuvo tan necesitada de quienes sepan y quieran defender sus raíces, su esencia y su propia libertad, fuera del yugo que la asfixia, la amordaza y la quiere convertir por la fuerza de los hechos, no de las ideas que hacen agua por todas partes, en una sucursal de la internacional socialista, aunque para ello tenga que dividir a España en diversas porciones que repartir entre los amigos del nacionalismo que sea, pero nunca del nacionalismo español al que combaten con saña, sobre todo los que tienen la obligación de velar por él porque al mismo representan, en una paradoja sarcástica que no tiene parangón alguno en la Europa democrática.

Por todo lo que piensas, haces y rechazas tienes que sentir orgullo, porque lo mismo que otros colectivos se sienten orgullosos y lo manifiestan de ser y reivindicar lo que son, los ciudadanos de derechas tienen muchos motivos y muchas razones para sentirse orgullosos de ser de derechas, ese lado político que mira al futuro desde este presente caótico al que nos ha abocado la izquierda, atrapada en el propio laberinto de su confusión, de sus dudas, de su propia incapacidad para dar soluciones válidas a los muchos y graves problemas que sufre España y de los que es culpable de muchos de ellos, por no haber sabido reconocerlos, atajarlos y solucionarlos cuando procedía, negando su existencia como única salida a la propia incapacidad para afrontar la grave situación actual.

Reivindica, por serlo, tu condición de ciudadano de derechas y siéntete orgulloso por ello, porque, además de ser muchos –la mitad de los ciudadanos españoles con derecho a voto- la propia realidad está dando razón a la ideología que defiendes y que este país necesita para recuperar la fe perdida de todos españoles en su presente y, sobre todo, en su propio futuro, para poder olvidar este paréntesis de horror en el que ya ni siquiera puede creer en el presente descorazonador que le ha propiciado el sueño fallido de un socialismo inoperante, anclado en un pasado no superado en sus múltiples contradicciones, errores y falta de perspectiva histórica.

Uno mi voz a la tuya, a la de tantos otros ciudadanos comprometidos con el futuro de este país llamado España, que necesita gente con valor para hablar alto y claro, defender sus ideas e ideales que otros pisotean y decir todos juntos ¡basta ya!

Por todo lo que nos une, recibe mi más alta y sincera consideración.

domingo, abril 04, 2010

El maltrato es responsabilidad de todos.


por Ana Alejandre

En los dos últimos días se han producido nuevas noticias de mujeres asesinadas a manos de su pareja o cónyuges. Estas dos nuevas víctimas se añaden a la ya larga y terrible lista de mujeres que sufren la violencia de género, lacra social que ningún gobierno parece poder atajar, ya que es muy difícil combatir al enemigo que se tiene en casa y cuando las instituciones que deben velar por la seguridad de los ciudadanos entran en liza, siempre es a posteriori del hecho luctuoso que se cobra otra víctima más de la barbarie machista, del espantoso dicho “de la maté porque era mía”.

Ningún ciudadano debe permanecer indiferente ante tal horro que provoca en España casi ochenta víctimas anuales. Todos somos culpables de tal situación y de todos es la responsabilidad para luchar contra esta masacre repetida, día a día, en la intimidad de los hogares y en la indefensión de las víctimas.

Por ello, a toda mujer maltratada va esta carta abierta en la que se manifiesta mi profunda solidaridad y mi comprensión de un problema atroz que nos atañe a todos. Para el maltratador, tolerancia cero y para víctima comprensión, solidaridad y apoyo.

Carta a una mujer maltratada


por Ana Alejandre

A ti, mujer, sin nombre, sin rostro ni edad, porque te han querido arrebatar tu propia identidad y hasta tu dignidad, por designio de tu verdugo, de ese hombre maltratador que duerme todas las noches a tu lado, o lo hizo antes, en un pasado que no quieres recordar aunque no puedes borrarlo de tu memoria que quedó marcada para siempre con la herida imborrable de tu sufrimiento tan inmerecido como incomprensible para ti misma como para cualquier otro ser humano que sea digno de ese calificativo. Sin embargo esos recuerdos te acompañan siempre como una segunda piel, porque en ellos están grabados a ácido tus sufrimientos, aquellos que se marcaron en tu rostro o en tu cuerpo cuerpo como un siniestro mapa mundis que intentas borrar a fuerza de coraje, valentía y decisión de emprender una nueva vida, la única posible y que sólo puede estar lejos del causante de todas tus desdichas, de ese matarife del que un día creíste que era el hombre de tu vida y que, en un giro sarcástico y siniestro, puede ser, si no lo comprendes y actúas pronto, el causante de tu muerte, porque de su mano te puede venir la sentencia mortal que ponga fin a tus desdichas, pero a costa de tu propia vida..
Puede ser que todavía estés inmersa en ese infierno conyugal o sentimental, nombre eufemístico que se le da a esas relaciones en la que los únicos sentimientos que existen son los tuyos, los que sientes en carne viva y cuya herida se profundiza más cada día, al mismo ritmo que marca tu propia desesperación. Quizás, aún no has comprendido que la única salida de ese infierno está en la propia puerta de tu casa, por la que tendrás que salir y no volver a traspasar jamás, porque no esperes que él se vaya ni que abandone el lugar donde se siente el amo y señor de tu vida, de tu integridad física y psiquica y de tu lenta, pero segura, aniquilación. No seas ingenua, mujer, y no esperes que él suelte la presa, es decir tú, por un gesto de piedad, arrepentimiento o culpabilidad. Él, como tantos otros maltratadores, no son enfermos en el sentido estricto de la palabra, ni tampoco actúan así porque tú te lo merezcas y seas culpable de su propia indignidad; solamente son cobardes, miserables y se ceban en quien tienen más cerca y está más indefenso y ese alguien, víctima propiciatoria de todas su agresividad, eres tú misma, la mujer que un día creyó en sus promesas de amor y en su apariencia de hombre bueno e inofensivo, fatal señuelo que atrae así a las víctimas crédulas en una decencia inexistente en el monstruo que descubren, después, en quien sólo aparentaba ser el hombre con quien compartir el resto de sus vidas.

Si ya tomaste la decisión de marcharte lo más lejos posible de ese dechado de imperfecciones y cobardía, no te arrepientas ni mires atrás con pena. Alégrate de haber salido, si no ilesa, si viva, de las garras de quien no merece vivir su propia y ruin existencia por el deseo continuado de intenta arrebatarte la tuya, aunque hayas logrado escapar con heridas incurables en el alma, porque las del cuerpo se curan, antes o después, y también dejan cicatrices indoloras. No intentes comprender, ni menos aún, justificar la conducta de ese malnacido que te ha maltratado, o lo sigue haciendo aún, por el simple motivo de que tú eres su esposa, novia o compañera, que cometió el único delito de creer que de un psicópata -no todos son asesinos en serie, porque algunos se conforman con ser sólo asesinos artesanales, por la paciencia y laboriosidad con la que perpetran sus crímenes eligiendo la materia prima más sensible, cercana y accesible como es la que conforma la mujer con la que conviven-, se puede obtener un ciudadano honrado e inofensivo y, sobre todo, un hombre digno de tener a su lado a una mujer que le quiere como tú le has querido, porque sólo el amor puede llevar a aceptar un atroz destino como el tuyo y esperar siempre la redención de tu propio verdugo.
Al principio de tu descubrimiento de quién era en verdad ese hombre con el que convivías, te llevaste una sorpresa; después vino el desconcierto por no saber qué le sucedía ni el motivo de su comportamiento contigo; más tarde, llegó tu rebeldía lo que enfureció más a la fiera que recrudeció su violencia física o psíquica, o ambas, contra ti; posteriormente, sentiste indignación que te llevó a querer dejarle, pero no te atrevías a decírselo por miedo a sus represalias. Después vino el dolor y la pena que sentías por ti misma y te sobrevino esa falta de autoestima total en la que llegaste a pensar que eras tú la culpable y la oscuridad se cernió sobre ti porque no sabías ya quién eras, ni te sentías capaz de tomar una decisión definitiva, ya que tu agresor se encargo, poco a poco, de quitarte tu propio respeto, tu sentido de la dignidad; y, por último, empezaste a no sentir nada, a no intentar pensar, a entrar cada vez más en esa tierra de nadie en la que la desesperación y la pena hacen eficaces su tarea, al mismo tiempo que tú te sentías cada vez menos capaz de hacer nada por ti misma, ni por tu vida.

Ya sé que hace falta vivir ese infierno para comprender lo difícil que resulta salir de él; pero te aseguro que hay salida y no está en ninguna otra parte que no sea tu propio corazón, en el que debes buscar ese amor perdido hace tiempo y que no es otro que el amor hacia ti misma, pues eres la más necesitada de tu propia comprensión y de tu ayuda urgente. No esperes más, abre esa puerta maldita que te separa de la liberación y corre, corre con todas tus fuerzas antes de que sea demasiado tarde. No te quedes en los alrededores, ni en la misma ciudad, hay casas de acogidas en toda España, busca la más lejos de tu agresor y pide ayuda a los que de verdad te quieren, a tu familia, sobre todo, a tus amigos, incluso a cualquier conocido. Pero huye lejos, muy lejos, aunque ahora creas que no tienes fuerzas ya. De eso depende tu vida y tu salvación y eso es, en definitiva, lo único que importa.

Aunque no te conozco en tus diferentes rostros de mujer anónima, ten por seguro que me importas y a muchos millones de seres humanos también. Tiende tu mano y encontraras ayuda, pero no te quedes al lado de tu agresor, con denuncia o sin ella, porque lo que es verdaderamente importante es tu propia salvación, no que la Justicia, siempre ciega, lenta y, muchas veces, ineficaz, pueda hacerle justicia al monstruo del que huyes porque ni él ni su vida merecen la pena. Sólo importas tú, no lo dudes y corre.

Espero que cuando leas esta carta hayas tomado la mejor decisión de tu vida, que no es otra que haber elegido el camino de tu libertad, que es lo mismo que decir que el camino de tu salvación. Si aún, no lo has hecho, no lo dudes y actúa, piensa que lo más valioso que tienes eres tú misma, por eso toma aliento y corre lejos de tu agresor y eso es lo único que te acercará a quien fuiste antes. Sólo así podrás emprender una nueva vida que ahora, si sigues al lado de tu agresor, es sólo el camino fatal que te llevará a la muerte.

Con mis mejores deseos, te envío un abrazo de mujer a mujer.